Siento que mi mente explota, que mi corazón no termina el latido completamente cuando ya ha comenzado la diástole,
un pequeño nudo en la garganta que no me deja respirar y mi rostro fijo que levita entre pensamientos tan dolorosos e inhumanos que me duele existir ahora… por fin silenciosamente salió de entre las sombras hacia la puerta.
Este instante se llama profundidad y letargo, sobre todo letargo.